Ir al contenido principal

El Espíritu Económico es Uno Mismo






Hablar de Espíritu Económico no tiene división con el resto de campos de la vida, sino que la misma naturaleza del fluir económico se puede aplicar a todo ámbito. Por ejemplo, el Espíritu Económico fluye cuando elegimos el tiempo que deseamos y sentimos pasar con alguien, también cuando elegimos a las personas con las que sentimos que queremos estar; al mismo tiempo es hablar lo necesario, sin utilizar palabrería de más, ni hablar de menos por temor; es también economizar las emociones, dejándolas ser libres y fluir en su camino, atendiéndolas y prestándoles atención con total sinceridad; es no pretender ser quienes no somos, con una imagen idealizada de quienes querríamos ser o del modo en el que queremos ser vistos; es también dar lo mejor de uno mismo, sin sufrimientos ni sacrificios; son las notas justas y precisas que componen la sinfonía que transmite la belleza; es la pincelada precisa, la sonrisa sincera, el agradecimiento que sale del corazón; es mirar a quien tenemos cerca y poderle decir con seguridad: “eres la persona con la que quiero estar en este mismo momento y en este mismo lugar”. El exceso y el defecto de todas estas cosas, nos muestran, a través del sufrimiento y el dolor que nos producen, que no las estamos economizando a la medida de lo que somos y lo que sentimos, sino a la medida de una imagen que creemos que tenemos que ser.

Es sencillo comprobar en nuestra propia vida, cómo cuando uno comienza a fluir haciendo aquello que su corazón le invita a hacer, comienza a fluir económicamente de forma distinta. Cada pequeño detalle, cada pequeño o sencillo acto de relación con los demás, con el mundo, con los actos de la vida cotidiana... etc. transforma nuestra relación con el dinero. Cada miedo que dejamos de lado, cada preocupación que ignoramos, cada atención que prestamos a lo que late auténticamente en nuestro corazón, son diques que se van del flujo económico interno. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

El Masculino, el Femenino y el Dinero

  "Equilibrio" Dibujo de José Mataloni EL DAR Y EL RECIBIR: MASCULINO Y FEMENINO Muchas personas dicen que se sienten más cómodas dando que recibiendo, por tanto, en ellas existe una programación mental previa para dar y no tanto para recibir. Recibir es la energía femenina. La naturaleza es una viva expresión de esta energía. La naturaleza recibe la energía del sol, que es masculina, y le otorga la vida. La naturaleza recibe, y al mismo tiempo da sus frutos. De hecho, utilizamos la palabra “natural” cuando queremos expresar que algo sale sin esfuerzo, como si fuera en la esencia de uno mismo. También decimos: “ es mi naturaleza ”, cuando queremos expresar que hacemos algo simplemente porque nos sale, como una vocación, o entregar una mano amiga o nuestro cariño cuando verdaderamente tenemos el impulso por el corazón. La naturaleza es un gran espejo en el que poder observar nuestra propia energía femenina. Durante cientos de años la energía femenina ha quedado r

DAR SE

Cuando das con la finalidad de recibir (reconocimiento, cariño, pertenencia, aprobación, validación...etc.), llegará un momento en que, al no recibir, uno cree que está “dando de más”, “que es tonto por dar a quien no lo merece”... etc... y quizás tenga razón en la superficie, pero en lo que sucede en lo profundo, es que está teniendo una finalidad no vista. Creía que estaba “dando de corazón”, pero estaba dando para recibir. La cuestión no es cuánto das, sino desde dónde das. Porque ese “desde dónde”, si no recibe, va a acabar culpando al afuera de que no le da lo que merece, de que no es visto, no es tenido en cuenta. Simplemente, no me veo, no me tengo en cuenta, y doy para recibir atención, aprobación, cariño... necesito que el afuera me diga que soy lo que yo mismo no puedo ver de mí, y si no la recibo, es “el otro” el culpable de no reconocer mi valía, valía que, yo mismo no puedo ver y por eso “obligo” al otro a que me reconozca. La generosidad de quien se posiciona en su valenc

El palo en la rueda

Cuando el ser humano se acostumbra a la mentira, después le cuesta encontrar a su propia verdad. Se acostumbra a poner su esperanza en el futuro, y a vivir un presente que prepara constantemente lo que le falta al ahora. “A mí no”... ,-dice- “a mí no me puede pasar lo que a otros les sucede”. Y observa a esos “otros” que no pueden alcanzar lo que él tiene. Y dice “soy afortunado”. “Cumplo con los preceptos necesarios para que a mí no, a mí no me pase”. Y así uno, pedalea en su bici, en esa dirección, observando a los lados de la carretera a los caídos. “Lástima, les pasaré unas monedas”. Y sigue avanzando. Ni por su imaginación se pasa verse a sí mismo a través de ellos. Es solo algo externo que pareciera errado. Quizás no supieron llevar sus vidas “como dios manda”. Quizás lo merecen, o quizás es mala suerte... ¿quién sabe? Y sigue pedaleando... -Ups!!! pataplaf!!! (ruido de alguien al caer) Un palo se metió en la rueda de la bici. Y mientras uno está en el suelo