Ir al contenido principal

La conciencia de la comida


Hoy en día, en los lugares en los que vivimos, estamos acostumbrados a que la comida aparezca con facilidad. Solo hace falta ir a un supermercado y comprar la mercancía. Sin embargo, para millones de personas en el mundo, esto no es así. La escasez y el hambre que sufre la población mundial en estos tiempos, es avergonzante para el ser humano. El problema de la miseria y el hambre en el mundo es una cuestión que siempre nos queda lejos, a la que parecemos ignorar porque pensamos que no podemos hacer nada por ayudar. Sin embargo, sí podemos mejorar nuestra actitud frente a esta situación. La toma de conciencia seria y profunda de la necesidad y el sufrimiento que están viviendo estas personas, es un primer paso. Esta conciencia, si es real, nos hará ser más agradecidos y cuidadosos con los alimentos que ingerimos. Poco a poco, seremos más considerados a la hora de “tirar” sobrantes y, sobre todo, a la hora de comprar comida de más. Todos estos actos suman a la hora de trabajar en favorecer la situación, ya que crean una conciencia que genera nuevos actos más conscientes y cooperadores. 
Cuando éramos niños, muchos de nosotros no entendíamos por qué razón nuestras madres nos pedían que nos comiésemos todo, acordándonos de los niños que no tenían con qué alimentarse. Hoy en día podemos comprender que estas palabras eran muy sabias, puesto que producían en nosotros la conciencia de ser unos afortunados en un mundo en el que las desigualdades son inmensas. No podemos infravalorar el poder de los pequeños actos. 
Si todos los habitantes del “primer mundo” nos acercásemos a un modo de vida más consciente, menos destructivo con la comida que desperdiciamos, el efecto se sentiría considerablemente a nivel global. Los verdaderos motores del inicio de la lucha contra la pobreza, parten precisamente de un cambio en nuestra conciencia de individuos desperdiciadores. Justamente consideramos que son los poderosos quienes pueden acabar con esta situación, y mientras tanto, nos olvidamos que el problema real es la falta de conciencia global, la forma de vida a la que nos hemos acostumbrado y que hemos aceptado sin rechistar, sin plantearnos si quiera a quién estamos perjudicando con ella. 
Por todo ello, ser conscientes en nuestros pequeños hábitos alimenticios es sumamente importante. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Masculino, el Femenino y el Dinero

  "Equilibrio" Dibujo de José Mataloni EL DAR Y EL RECIBIR: MASCULINO Y FEMENINO Muchas personas dicen que se sienten más cómodas dando que recibiendo, por tanto, en ellas existe una programación mental previa para dar y no tanto para recibir. Recibir es la energía femenina. La naturaleza es una viva expresión de esta energía. La naturaleza recibe la energía del sol, que es masculina, y le otorga la vida. La naturaleza recibe, y al mismo tiempo da sus frutos. De hecho, utilizamos la palabra “natural” cuando queremos expresar que algo sale sin esfuerzo, como si fuera en la esencia de uno mismo. También decimos: “ es mi naturaleza ”, cuando queremos expresar que hacemos algo simplemente porque nos sale, como una vocación, o entregar una mano amiga o nuestro cariño cuando verdaderamente tenemos el impulso por el corazón. La naturaleza es un gran espejo en el que poder observar nuestra propia energía femenina. Durante cientos de años la energía femenina ha quedado r

DAR SE

Cuando das con la finalidad de recibir (reconocimiento, cariño, pertenencia, aprobación, validación...etc.), llegará un momento en que, al no recibir, uno cree que está “dando de más”, “que es tonto por dar a quien no lo merece”... etc... y quizás tenga razón en la superficie, pero en lo que sucede en lo profundo, es que está teniendo una finalidad no vista. Creía que estaba “dando de corazón”, pero estaba dando para recibir. La cuestión no es cuánto das, sino desde dónde das. Porque ese “desde dónde”, si no recibe, va a acabar culpando al afuera de que no le da lo que merece, de que no es visto, no es tenido en cuenta. Simplemente, no me veo, no me tengo en cuenta, y doy para recibir atención, aprobación, cariño... necesito que el afuera me diga que soy lo que yo mismo no puedo ver de mí, y si no la recibo, es “el otro” el culpable de no reconocer mi valía, valía que, yo mismo no puedo ver y por eso “obligo” al otro a que me reconozca. La generosidad de quien se posiciona en su valenc

El palo en la rueda

Cuando el ser humano se acostumbra a la mentira, después le cuesta encontrar a su propia verdad. Se acostumbra a poner su esperanza en el futuro, y a vivir un presente que prepara constantemente lo que le falta al ahora. “A mí no”... ,-dice- “a mí no me puede pasar lo que a otros les sucede”. Y observa a esos “otros” que no pueden alcanzar lo que él tiene. Y dice “soy afortunado”. “Cumplo con los preceptos necesarios para que a mí no, a mí no me pase”. Y así uno, pedalea en su bici, en esa dirección, observando a los lados de la carretera a los caídos. “Lástima, les pasaré unas monedas”. Y sigue avanzando. Ni por su imaginación se pasa verse a sí mismo a través de ellos. Es solo algo externo que pareciera errado. Quizás no supieron llevar sus vidas “como dios manda”. Quizás lo merecen, o quizás es mala suerte... ¿quién sabe? Y sigue pedaleando... -Ups!!! pataplaf!!! (ruido de alguien al caer) Un palo se metió en la rueda de la bici. Y mientras uno está en el suelo